Aquí os traigo un nuevo episodio del podcast de Centro L’amor. En este caso hablamos acerca de la relación que existe entre el consumo de sustancias psicoactivas como el alcohol y la cocaína, y la conducta sexual. En este caso hablamos con Laura Montero psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja y Ángela Linares psicóloga sanitaria experta en adicciones de nuestro centro de psicología en Castro Urdiales.
Consumo de drogas y conducta sexual
Podcast transcrito
En la actualidad, se ha mostrado un cierto incremento en el consumo de drogas dentro de lugares recreativos y este aumento incide notablemente en la puesta en marcha de prácticas sexuales de riesgo; lo que tiene consecuencias fatales sobre la salud e integridad física de las personas afectadas.
¿Cuáles creéis que son las prácticas sexuales de riesgo más comunes en la actualidad?
Debemos de tener en cuenta que todas las drogas alteran de alguna forma nuestra percepción, por tanto las decisiones o acciones que realicemos bajo el efecto de estas sustancias no van a ser del todo conscientes. El alcohol sería de una de las drogas que más suele consumirse en los entornos recreativos, esto produce una desactivación de la parte prefrontal del cerebro generando por ejemplo, una desinhibición de la conducta y una pérdida de control sobre los impulsos. Además, si añadimos otras drogas como puede ser la cocaína y el MDMA, ambas estimulantes, puede ser un buen caldo de cultivo para tomar decisiones que de no estar bajo estos efecto no las realizaríamos. Por poner algún ejemplo, acceder a tener relaciones con un total desconocido o tener relaciones sexuales sin preservativo. Sin tener en cuenta que tras un consumo excesivo de alcohol, puede darse una pérdida de conocimiento que puede ponernos en riesgo de sufrir algún tipo de abuso sexual.
Otra práctica bastante frecuente de unos años para aquí es el ‘Chemsex’ que es la conjunción de las palabras inglesas ‘chemical’ y ‘sex’, y hace referencia al uso intencionado de drogas psicoactivas para mantener relaciones sexuales, generalmente entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH), en sesiones de varias horas o días y con múltiples parejas, cuando las drogas son administradas de forma intravenosa se conoce como ‘slamming’ o ‘slamsex’. Las drogas más habituales son la mefedrona, tina y GHB, ya que son más baratas y tienen unos efectos similares a la cocaína y el MDMA. Esta práctica como podréis suponer trae diversas consecuencias, por nombrar alguna seria la perdida de interés en practicas sexuales en las que no haya drogas. Algo que también ha hecho que se incrementen estas prácticas es la aparición de aplicaciones móviles para realizarla y la viralización de ciertas prácticas a través de internet. En relación a esto, hace unos años también se viralizó “el juego del muelle” otra práctica de riesgo que se extendió entre adolescentes. Todas estas prácticas han demostrado que incrementan de forma notable el riesgo de contraer una ITS o de tener un embarazo no deseado.
¿Cuál creéis que es la droga más consumida en la actualidad y por qué?
Según los datos del ministerio de Sanidad, las sustancias más consumidas son las legales. En primer lugar, el alcohol (con el 77,2%) y, en segundo lugar, el tabaco (con el 39,4%).
Después, respecto a las drogas ilegales, estaría en primer lugar el cannabis (con un 10,5%) seguido de la cocaína en polvo y/o base (2,5%). Estos datos son previos a la declaración del estado de alarma, por lo que, dada a la situación vivida y que seguimos viviendo sería conveniente la actualización de los datos, porque durante este tiempo se ha podido observar un aumento en el consumo de sustancias.
El resto de las sustancias ilegales estudiadas tienen unas prevalencias de consumo en el último año por debajo del 1%. El éxtasis un 0,9%; las anfetaminas 0,7%; los alucinógenos un 0,6%; las setas psicodélicas un 0,4%; las metanfetaminas un 0,3% y la heroína un 0,1%. Y el 1,7% de los españoles encuestados de entre 15 y 64 años afirman haber probado alguna vez en su vida nuevas sustancias psicoactivas.
Y, por último, las adicciones comportamentales han aumentado exponencialmente en los últimos años, concretamente el uso compulsivo de internet y el juego online con las apuestas deportivas.
El porqué se consume, en la actualidad, más las drogas legales, parece que está relacionado con la normalización que hay de ellas. Es decir, se nos olvida o incluso no somos conscientes de que tanto el alcohol como el tabaco son sustancias nocivas para las personas, (hablando en términos de abuso) porque socialmente están bien vistas. También se relaciona con que los efectos negativos son a medio y/o largo plazo. Entonces, cometemos el error de pensar que “no tiene consecuencias” o que “no nos va a pasar nada”.
Y, respecto al cannabis, pasa lo mismo, está demasiado normalizado, incluso se tienen pensamientos de que al ser una droga “natural” no tiene consecuencias negativas, de que es “sana”.
Por último, entraría en juego la información y psicoeducación que hay actualmente sobre las drogas y el momento cultural en el que estamos, quiero decir, en los años 80 no se sabía prácticamente nada de la heroína, había mucha desinformación y hay que tener en cuenta también la transición que hubo de dictadura a democracia, donde la gente había estado reprimida.
Ahora estamos mejor informados y mejor preparados como sociedad en general, y a pesar de que se siga consumiendo, sabemos los efectos negativos que causan las drogas y además, existen numerosos recursos de ayuda.
¿Qué características específicas posee un consumidor social? ¿Qué diferencia a un consumidor social de un consumidor habitual?
Depende de muchas cosas, no solo de características específicas de la persona. Es algo multidimensional.
El proceso se tiene que entender como un proceso con varios tipos de vínculos de las personas hacia las sustancias a través de cuatro conceptos:
- El uso experimental: que es cuando una droga se consume para probar sus efectos y, después de un determinado número de usos, se abandona.
- El uso regular o social: que es cuando se continúa usando la sustancia después de haber experimentado y su consumo se integra al estilo de vida habitual.
- El uso nocivo, que la OMS lo define como un patrón de uso que causa daño grave, ya sea mental o físico.
- El Abuso y dependencia, como enfermedades asociadas con el consumo de sustancias psicoactivas.
Esto quiere decir que, de entre quienes llegan a probarlas, un grupo las seguirá usando regularmente y, de estos, una parte desarrollará patrones de uso nocivo y dependencia.
Esto pasa porque existen diferentes patrones en el desarrollo de los trastornos por dependencia. Clásicamente se describe como un patrón evolutivo que se inicia con una actividad voluntaria, de uso social o recreativo (es decir, son consumidores sociales) y que en su inicio prevalece el efecto positivo y placentero de la droga.
Después, paulatinamente la motivación del consumo va cambiando y la persona pasa de consumir con el deseo de experimentar placer a hacerlo para evitar el malestar, o para simplemente estar bien o sentirse “normal” (dentro de su contexto social). Este proceso suele llevar a un aumento en la intensidad de la dosis y en la frecuencia de consumo.
Y finalmente, se pierde el control sobre el uso y se tornan compulsivos e incapaces de dejar de usar las drogas a pesar de ser conscientes del daño que les producen.
Esta transición, de unas primeras etapas de uso a la de uso problemático o a la dependencia, como ya he dicho, está asociada con una gran variedad de factores de riesgo relacionados tanto con el individuo (por ejemplo, si tiene una predisposición hacia las conductas de riesgo, la búsqueda de sensaciones, la desviación social, mal manejo emocional, falta de estrategias de afrontamiento…), de su ambiente (es decir, si su grupo cercano consume o no, si dentro de su contexto social o familiar está normalizado…) como también con la propia sustancia (hay sustancias que por sus componentes son más adictivas que otras).
En resumen, la interrelación entre la persona, el entorno social y la sustancia consumida, así como las consecuencias que se derivan del modo de consumo, comprende un amplio espectro de posibles combinaciones y resultados.
Para terminar, me gustaría señalar el problema actual que hay con los consumidores sociales, y, es que actualmente existe la opinión entre ellos que afirma que el hecho de que se haga un consumo social es algo que resta peligrosidad, creyendo que se tiene un adecuado control de la situación.
Pero esta forma de concebir las adicciones parte de un grave error y es pensar que el consumo social les protegerá de las terribles consecuencias de la adicción. Y nada más lejos de la realidad. El consumo social o recreativo tiene también consecuencias nefastas a medio plazo en todas las áreas funcionales y lo que hace es demorar la búsqueda de ayuda porque existe una nula asunción de problema y una negación de que “esté pasando algo”.
¿Creéis que se incentiva a las mujeres en la consumición de algún tipo de droga con la finalidad de obtener algún beneficio de índole sexual?
Algunos consumidores habituales de drogas con edades avanzadas motivan a otras personas jóvenes –mayoritariamente a las chicas– al uso de las mismas, señalandoles que “por una vez no pasa nada” o que “si consumes demostrarás que ya no eres una niña y que has madurado”. A veces, ellas aceptan el consumo quedando su nivel de conciencia reducido y es ahí cuando el consumidor habitual se precipita a solicitarle un encuentro sexual. Además en ocasiones el consumo se da sin el consentimiento de la persona. Lo cual resulta una grave consecuencia que atenta sobre la salud sexual de la joven.
¿Cuáles son las ITS más comunes en los usuarios de drogas actuales? ¿Qué estrategias educativas podrían ponerse en marcha para evitar la adquisición de las ITS?
Pues las ITS más frecuentes son el SIDA(Sindrome de Inmunodeficencia adquirida) que está causado por el VIH (virus de Inmunodeficiencia humana) , la gonorrea y la sífilis que están causadas por dos bacterias. Además, debido a los avances médicos para su tratamiento, aspecto claramente positivo, ya no se teme tanto a la contracción de los mismo, cuestión que se debe abordar a través de la educación sexual integral estrategia clave para evitar su adquisición. Esta debería ser centrada en el autocuidado y no con la intención de meter miedo, como se ha venido haciendo hasta ahora. También sería adecuado ir proporcionando información ajustada a la etapa de desarrollo, para que así vaya adquiriendo un conocimiento óptimo de su sexualidad. Así como la erotización del uso de métodos anticonceptivos como puede ser el preservativo haciendo que sea un complemento más de la relación sexual.
En España, durante la epidemia del Covid-19, se ha dado lugar al confinamiento y al cierre de muchos locales de fiesta como, por ejemplo, pubs y discotecas. Además, tampoco se ha permitido acudir a festivales masivos. ¿Creéis que esta situación ha disminuido el consumo de sustancias y los consecuentes problemas en la conducta sexual de los consumidores?
Respecto al consumo, se ha podido observar, que a causa de la pandemia, ha habido un aumento en el consumo de sustancias, sobre todo en el caso del cannabis, debido a la desmotivación, la falta de ocio, de contacto social…del aburrimiento en general. Lo que puede haber cambiado es la forma de consumo, es decir, en vez de consumir para pasarlo bien en un contexto social, recreativo por ejemplo, actualmente se consume como una estrategia de afrontamiento, para “llevar mejor toda esta situación”.
Lo cierto es que no hay mucha investigación respecto a cómo ha afectado esto a la conducta sexual, sin embargo, desde las autoridades se ha instado a evitar contactos sexuales, ya que es una forma clara de exposición ante el virus. Lo que sí se ha visto es que ha habido un aumento en el consumo de pornografía y de otro tipo de practicas como el sexting, y como hemos podido ver a través de algunas noticias la actividad sexual no ha cesado.
¿Querríais comentar algo más?
Sí a mi me gustaría añadir que las drogas también tienen efectos en la respuesta sexual humana, alterándola de diversas formas. Por ejemplo, dando lugar a problemas en la excitación, dificultando la erección o no permitiendo la lubricación vaginal.